sábado, 1 de diciembre de 2007

67

"Me estoy atando los zapatos, contento, silbando, y de pronto la infelicidad. Pero esta vez te pesqué, angustia, te sentí previa a cualquier organización mental, al primer juicio de negación. Como un color gris que fuera un dolor y fuera el estómago. Y casi a la par (pero después, esta vez no me engañas) se abrió paso el repertorio inteligible, con una primera idea explicatoria: "Y ahora vivir otro día, etc." De donde sigue "Estoy angustiado porque... etc."
Las ideas a vela, impulsadas por el viento primordial que sopla desde abajo (pero abajo es sólo una localización física). Basta un cambio de brisa (¿pero qué es lo que la cambia de cuadrante?) y al segundo están aquí las barquitas felices, con sus velas de colores. "Después de todo no hay motivo para quejarse, che", ese estilo.


Me desperté y vi la luz del amanecer en las mirillas de la persiana. Salía de tan adentro de la noche que tuve como un vómito de mí mismo, el espanto de asomar a un nuevo día con su misma presentación, su indiferencia mecánica de cada vez: conciencia, sensación de luz, abrir los ojos, persiana, el alba.
En ese segundo, con la omnisciencia del semisueño, medí el horror de lo que tanto maravilla y encanta a las religiones: la perfección eterna del cosmos, la revolución inacabable del globo sobre su eje. Náusea, sensación insoportable de coacción. Estoy obligado a tolerar que el sol salga todos los días. Es monstruoso. Es inhumano.
Antes de volver a dormirme imaginé (vi) un universo plástico, cambiante, lleno de maravilloso azar, un cielo elástico, un sol que de pronto falta o se queda fijo o cambia de forma.
Ansié la dispersión de las duras constelaciones, esa sucia propaganda del Trust Divino Relojero."

-J. Cortázar-

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Pero cómo nadie comenta aquí? ¡DÓNDE ESTÁ LA GENTE! Es sencillamente magnífico.

Darwins dijo...

Hola, hola. Gente nunca hubo. Yo me perdí en el abismo. Pronto vuelvo. Saludos, y gracias.

Anónimo dijo...

Qué tal?:

Acabo de caer en tu blog, porque estoy leyendo Rayuela y al terminar el capítulo 67, he ido a buscar sobre Trust Divino Relojero, y me he encontrado contigo. Estoy leyendo la obra en el orden marcado por Julio C. en la lista de capítulos que tiene el libro en sus primeras páginas. Hoy tengo la sensación de que es una obra muy peculiar, con personalidad, y original. La leo despacio, despacio, con regularidad, y voy sacando notas de cada capítulo sobre lo que más me llama la atención. Gracias por tu permiso para visitar tu trabajo. Ahora voy a intentar hacerte llagar mi comentario, para después ojear tu blog.
Un chao de Karen.